jueves, 11 de junio de 2020

Peana para Ntra. Sra. de la Soledad Coronada. Congregación de Mena, Málaga.

Desde los orígenes del cristianismo, del mismo modo que los antiguos emperadores romanos, los personajes de la historia sagrada se han venido representando sobre una base o pedestal, como símbolo de divinidad y poder, así como un modo de otorgar cierta elevación física sobre el nivel de las demás personas, ya que éstos se veneran como ejemplos de fe, y por su rango superior, en un lugar más cercano al cielo que el resto del pueblo. Muchas representaciones de la Virgen María, sobre todo imágenes escultóricas, la sitúan sobre una peana (también llamada tarimilla) conservándose numerosos ejemplos ya de época medieval en los que aparece la figura de la Madre de Dios sobre este singular elemento sustentante. En el contexto de las cofradías y en la configuración de sus pasos-tronos de Virgen, se hace suponer que se usan desde tiempos muy antiguos, teniéndose constancia ya de este tipo de piezas al menos desde el siglo XVI-XVII, apareciendo en grabados de la época con dos o tres pisos superpuestos, sobre los cuales va asentada la imagen. Si bien, se antoja difícil hacer un recorrido sobre la evolución de las peanas hasta la actualidad, ya que en ocasiones se les ha llamado peana al paso completo, teniendo noticias más concretas sobre la concepción de este elemento en la definición que ha llegado hasta nuestros días ya a mitad del siglo XIX.

La peana que hemos realizado para la venerada imagen de Ntra. Sra. de la Soledad Coronada de Santo Domingo, titular de la popular Congregación de Mena de la ciudad de Málaga, ha sido concebida siguiendo un diseño de Curro Claros, de líneas barrocas. En sus trazas, con un sinuoso conjunto de molduras decoradas con hojas de acanto y ovas, se conjugan el juego de líneas rectas y curvas con la riqueza ornamental de las cartelas. La central representa en relieve cincelado la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, dando cobijo las cartelas de las esquinas frontales a las representaciones de la Asunción de María (izquierda), y de la Inmaculada Concepción (derecha) pisando el diablo en forma de coronavirus, dando testimonio del singular momento histórico en el que vivimos, por desgracia de todos, y en cuyo contexto ha sido realizada la obra. Los elementos de soporte de éstas son las figuras de bulto redondo de ángeles mancebos, los cuales aportan un toque de singularidad al conjunto. Está realizada en plata de ley en su color, utilizando las diferentes técnicas de orfebrería, y ha sido concebida para acoger a la Virgen en sus actos de culto, siendo estrenada con motivo del cuarto aniversario de la Coronación Canónica de la Dolorosa del Jueves Santo malagueño.







 




Fotografias: Manuel Valera Cerdá